El pasado 15 de marzo, cincuenta personas perdieron la vida y otras cincuenta fueron heridas en dos mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda. Esto fue un acto de terrorismo en contra de la comunidad musulmana del país. Brenton Tarrant, un hombre australiano de aproximadamente 28 años ha sido acusado por este delito.

​

Casi una semana después de esta tragedia, Jacinda Ardern, primer ministro de Nueva Zelanda, dio un comunicado en el que compartió los planes del gobierno para prohibir las armas para poder evitar situaciones de este tipo.

"Nuestra historia ha cambiado para siempre. Ahora, nuestras leyes también lo harán.", dijo Ardern.

​

Se ha impuesto una amnistía para que los dueños de las armas afectadas puedan entregarlos, y se seguirá un plan de recompra.

​

Ardern mencionó que la recompra podría costar hasta NZ $200m ($138m; £104m), porque "ese es el precio que debemos pagar para garantizar la seguridad de nuestras comunidades".

​

Se cree que el atacante, armado con rifles semiautomáticos que incluyen un AR-15, modificó sus armas con cartuchera de gran capacidad, la parte del arma que almacena las municiones, para que puedan contener más balas.

A partir del jueves, varias armas han sido reclasificadas como armas de fuego de estilo militar semiautomáticas, lo que las hace más difíciles de comprar.

"Para muchas personas, ahora estará en posesión ilegal de su arma de fuego", dijo el comisionado de policía Mike Bush.

​

​